El parto y la máquina del dolor

El parto y la máquina del dolor

 

Esta pareja casada hace ocho meses, casados de penalti, de noche, a las tres de la mañana…

–     ¡Cornelio…! ¡Despierta,… que acabo de romper aguas…!

–     ¡Tranquila, … mi amor, no te preocupes que esta todo controlado…¡, Voy a llamar a un autobús para que nos lleve…

–     Pedazo de animal… ¿Un autobús…?

–     Perdona mi amor, pero  ya no sé ni lo que me digo, cogeré el coche y yo te llevaré…

–     Venga coge las cosas y vamos bajando, total el materno esta a la vuelta de la esquina,… ¡Menos mal!   ¡Hombres…!

Ya en el coche Cornelio no acierta y ni a meter las marchas, es tal el nerviosismo que le tiene que ir tranquilizando la mujer…

–     Ten cuidado, que como no espabiles lo vamos a tener aquí, so tonto, que eres un inútil…

–     Te aguanto esto porque voy a ser padre, sino te ibas  tu sola…

–     Calla y acelera Cornelio que ya viene…

Por fin en la puerta del hospital, tacando el claxon, una y otra vez…

–     ¡Qué venga alguien que voy a ser padre… y no quiero que mi hijo nazca en la calle…!

–     ¡Cállese usted ya …!  que va a despertar a todo el hospital – Le dice un celador  que ya venía con una silla de ruedas – ¿Qué es lo que pasa..?

–     Mi mujer que va a dar a luz y ya ha roto aguas…

–     No se preocupe todavía es pronto, dará tiempo a pasar dentro

Ya dentro la meten al paritorio. El médico, la matrona, enfermeras,  todo el mundo preparado, la mujer en la camilla “espatarra”…y pegando unos gritos de dolor…el marido observando por la mirilla de la puerta, comiéndose las uñas…

–     Señor Cornelio , son ustedes primerizos quiere asistir al parto

–     Si…

–     Pues venga conmigo que le preparo, se tiene que poner otra ropa…

Ya dentro le dice el doctor:

–     Mire su mujer lo está pasando bastante mal, cójale usted la mano y dele su apoyo…

–     ¿Cómo estas amor…?

–     ¿Qué cómo estoy…? Ahhhh, Uno y no más… Teníais que tener vosotros los hijos, os ibais a enterar…

–     Doctor no podría aliviarle con algo, lo está pasando muy mal, si yo pudiera compartir su dolor…

–     Pues mire, en eso tenemos una pequeña solución,

–     Dígame cuál es doctor

–     Mire esta máquina que hay aquí, que tenemos en prueba funciona de la siguiente forma:

Por medio de estos electrodos, estas pinzas y estos cables conectamos a la madre con el padre y así el dolor se divide entre los dos o se le da paso a uno más que a otro, así el dolor es compartido, ¿Quiere Ud. probarla…?.

–     Pues si,  por mi mujer yo comparto su dolor

Le conectan los cables y la mujer empieza a chillar…

–     ¡Que no aguanto… ¡ ¡ Ay que dolor!

–     Enfermera pásele al padre un 10% del dolor de su mujer…

–     ¿Qué tal esta Cornelio, Siente algo…?

–     No ni me entero…

–     Enfermera pásele al padre un 20% del dolor de su mujer…

–     ¿Qué tal esta Cornelio, Siente algo…?

–     Ni me entero…

–     Enfermera pásele al padre un 50% del dolor de su mujer…

–     ¿Y ahora Cornelio, Siente algo…?

–     No noto nada…

–     Pásele al padre un 80% …

–     ¿Siente algo…?

–     No …

–     Enfermera pásele al padre todo el dolor el  100% del dolor de su mujer…

–     ¿Ahora notará  algo, Cornelio,… Siente Ud. algo pues su mujer esta histérica ya…?

–     Nada…

–     Pues  será que la máquina como es de china no funciona…

Al poco se oye un llanto…

Enhorabuena Cornelio, ya es usted padre de un niño precioso…

–     Gracias doctor

–     ¿Has visto cariño  que hijo más guapo tenemos…?

–     Si, si… – con pocas ganas de hablar-, le contesta la mujer.

–     Bueno, les dice el doctor , pues ahora pasarán a planta y en un par de días si todo va bien se podrán ir para casa…

–     Gracias doctor…

Han  pasado dos días y la pareja con el niño llega al  portal de la casa. En la puerta hay una esquela de una defunción…

Cornelio le pregunta a un vecino:

–     ¿Quien se ha muerto…?

–     El butanero…

–     Pero si era un chico muy joven y no estaba enfermo…

–     Si parece ser que estaba hace dos día sobre las cuatro de la mañana tomando una copa en un bar y de pronto poco a poco le empezó a dar unos dolores fuertes por la zona del estómago, cada vez más fuertes, dando unos retorcijones de dolor hasta que cayó redondo y el pobre ya no se levanto

–     Pobre chico, pues mira, nosotros venimos del hospital y por fin  he sido padre…

–     Si, si, padrazo… sube para arriba ¡Cornelio!, – le dice la mujer.

Saludos, Ángel

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